domingo, 9 de septiembre de 2012

La luz dorada sanadora



 nuances


Esta es la relajación que yo hago por las mañanas.

Saca unos 15 a 20 minutos para este ejercicio.

Cierra los ojos y respira varias veces lenta y profundamente. Imagina ahora que un metro por encima de tu cabeza cuelga una bola dorada que emana luz sanadora. Puedes sentir incluso una sensación de calor u hormigueo en tu
cráneo debajo de esta bola de luz sanadora. Mientras sigues con tu respiración lenta y
profunda, deja que esta bola dorada de luz sanadora baje lentamente hasta la parte superior de
tu cabeza. Sintiendo cómo las sensaciones se hacen un poco más fuertes, deja que la bola
dorada comience a penetrar por la punta de la cabeza. Siente como entra por el cráneo y como
llena tu cabeza con su calor sanador dorado. Deja que su luz dorada sanadora llegue a todos
los tejidos y células de tu cabeza, llenándolas todas con su calor dorado sanador. Puedes repetir las expresiones: "Equilibra mi sistema inmune, reestructura mis células blancas, me limpia", o, simplemente, "Equilibra, reestructura, limpia".

Siente como la bola dorada de luz sanadora baja poco a poco por la garganta y cuello,
llenándolos con su calor y luz dorada. Ahora, como un líquido vago y espeso, deja que llene tu
pecho y hombros. Siente como el calor dorado sanador se reparte por tus brazos, muñecas y
manos. Por donde va esta luz dorada sanadora, penetra hasta los niveles más profundos,
hasta el mismo tuétano. Deja que tu tuétano se llene con luz dorada sanadora. Imagina que la bola dorada de luz sanadora se mueve por tu caja torácica, expandiendo en todas las
direcciones, y descendiendo lentamente por tu abdomen, llenando todos tus órganos internos
con luz dorada sanadora. Con cada respiración puedes reforzar el poder sanador de esta luz
dorada que penetra en todas las células.

Se mueve ahora por tu bajo abdomen, por la pelvis y las caderas... llena todas estas áreas con su magnífico color dorada sanador. Deja que el calor dorado sanador comience a fluir por tus piernas, a través del tuétano de tus huesos largos, por las rodillas, hasta las pantorrillas... encontrando tobillos y pies y hasta las puntas de
tus dedos. Deja ahora que esta luz sanadora se centre en el medio de tu pecho para que con
cada respiración se refuerce su resplandor, como un ascua que brilla más fuerte cuando le
soplas.

Hazte a la idea de que ningún virus puede con la intensidad de esta luz dorada sanadora.
Sencillamente, se disuelven y se evaporan bajo esta luz. Casi puedes oír un sonido de siseo o
chisporroteo cuando todo tu cuerpo se libera de virus gracias a la poderosa acción de esta luz.
Se evaporan incluso aquellos virus que se esconden dentro de las células. No tienen
escapatoria. Sabes que puedes enviar esta luz sanadora por todo el cuerpo, tu tuétano, tu
sistema inmune y cada célula blanca, simplemente cerrando los ojos y respirando en ello...
Sabes que cada célula blanca bebe la luz dorada sanadora con cada profunda respiración tuya.
Ahora terminas imaginando que estás sano, haciendo algo que te gusta.

Recuperarse del Síndrome de Fatiga Crónica. Una guía para auto-reforzarse.
Dr. William Collinge, M. PH., Ph.D. Creador del primer programa mente/cuerpo para el SFC.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Meditación, atención o presencia plena... mindfulness

 Golden+flames

Hace años que practico la relajación, sobre todo, desde que hice yoga durante casi dos años, antes de nacer mis hijos.

Desde hace casi un año, también me he adentrado en la meditación, aconsejada por mi compañera de la UP, y amiga virtual, Inma.


Al principio, seguí los pasos que recomendaban en el libro Recuperarse del SFC. Más tarde, mi amiga Isa me prestó su libro de Jon Kabat-Zinn, Vivir con plenitud la crisis que me orientó un poco mejor. A la vez, encontré en la Biblioteca el libro del mismo autor Mindfulness en la vida cotidiana que me encantó. Me pareció un libro precioso, no sólo como guía de meditación, sino como filosofía de vida. Un libro para tener siempre de cabecera. De él me gusta especialmente que se centra en la meditación desde el punto de vista técnico y en cuanto a los beneficios que proyecta sobre la salud, sin meterse en esoterismos ni explicaciones espirituales (que también caben si así es). El autor dirige el Programa de Reducción del Estrés del Centro Médico de la Universidad de Massachusetts.

Este verano, me he leído Aprender a practicar mindfulness, de Vicente Simón, profesor de Inma, que es psiquiatra de profesión. También me ha gustado mucho. Es un libro práctico que pasa por cada principio que sustenta la práctica de la meditación, con ejercicios al final de cada capítulo.


Hay que tener mucha paciencia porque es un proceso que se hace poco a poco. Además, como insisten los expertos, no hay que meditar para llegar a ningún lado, ni para hacerlo perfecto, cada meditación es perfecta en sí misma, y es su propio objetivo.

Una de sus bases es la compasión. Por ejemplo, cuando tenemos una molestia física, o una situación dolorosa o conflictiva, en vez de darle vueltas, y caer en la autocrítica, es mucho mejor darse cariño y consuelo a uno mismo como si fueses un amigo. La fórmula que propone Vicente Simón es muy sencilla. Haces varias respiraciones profundas, te pones la mano en el corazón: "Estoy sufriendo", "En la vida hay sufrimiento" o "Todo el mundo sufre", "Que yo esté libre de sufrimiento, que yo tenga paz"

Vicente Simón
Junto con la compasión, llega la aceptación. El otro día lo experimenté con un ejemplo práctico. Durante las vacaciones, después de una comilona, me dolía el estómago, tenía náuseas, y todavía nos quedaban kilómetros de coche. Paramos, e intenté vomitar, pero nada. Así que monté de nuevo, cerré los ojos, respiré, me relajé, y empecé a decirle sí a las molestias, al dolor, a las náuseas... a dejar de resistirme a su presencia. En vez de resistirme al dolor, que genera tensión en el cuerpo, recibo las molestias como un huésped incómodo. Puede ayudar decir: "Sí, te acepto, tengo esta molestia, no me resisto", concentrarse en la zona, y decir "Está aquí". Entonces, puedes descubrir que tu cuerpo se relaja al dejar de resistirse. Gracias a una mala experiencia, hice un gran descubrimiento.

Aceptar no significa rendirse ni resignarse, ni dejar de buscar soluciones a nuestros problemas. Digamos que  es una forma asertiva de aceptarlos: desde la relajación, no desde la tensión. Podría compararse con la sensación que se tiene en el agua: si hay resaca e intentas salir del mar, no puedes y te pones nervioso, empiezas a agitarte, te tensas, no respiras bien, y el agua se convierte en una pared de piedra. Pero si te relajas, y vas a favor de la corriente, es la misma marea la que te empuja hacia fuera.

Kabat-Zinn
También me ha servido en relaciones personales, después de alguna conversación no demasiado de mi agrado, para restarles importancia.

La sala de meditación de Juan Manzanera, me ha ayudado mucho a entender los dos conceptos. Especialmente, la meditación del amor, y la de dar y tomar. Me las he descargado en el móvil, y las oigo habitualmente.

En general, he notado más serenidad, más amor ante los fallos e imperfecciones propias o ajenas. Me puedo callar en los enfados, e, incluso no enfadarme. Y mucha felicidad, una felicidad serena, no exploxiva como fuegos artificiales, sino del estilo de la luz de una vela. No siempre... claro.

Como explico, es un proceso largo con sus etapas, pero es importante ser constante, y saber que, salga como salga, tu cuerpo y tu mente se están beneficiando de ese rato que dedicas a desconectar. Y tengo presente la frase del viejo sabio "Esto también pasará", tanto en los buenos, como en los malos momentos.

En fin, que estoy encantada de haber perseverado en la meditación, porque estos meses en que parecía que no avanzaba, me han servido de mucho. Eran la siembra necesaria para recoger una buena cosecha.

P.D. Ayer me pasó algo curioso. Cuando por la mañana me tumbé a descansar, me temblaba el párpado de un ojo. Me concentré en el ojo, dije "Me está temblando, está aquí, lo acepto" Y desapareció en el acto. Creí que era casualidad, pero el temblor me volvió a lo largo del día, repetí lo mismo, y me funcionó tres veces más. La última, al acostarme.

martes, 4 de septiembre de 2012

Frases célebres de mis hijos (XI)


Jesús, después de venir de casa de una amiga: “…y tenía dos gánsters muy graciosos que se estiraban y se encogían” Dos hámsters, quería decir.

Jaime, contestando a su padre sobre el papel de cada compañero en un cuento que representaron en clase. “¿Y Carmela?” “Era la ranadora” Narradora, la que cuenta historias; ranadora la que cuenta ranas.

Jesús: está su padre buscando el horario de la OLA de una ciudad que hemos visitado en domingo. Al cabo de un rato, le dice él: "Papá, los  domingos no hay" Su padre, sorprendido: "Pues me lo podías haber dicho antes. ¿Cómo lo sabes?" "Pues porque me he fijado que ningún coche tiene tícket".

Jaime, oyendo una conversación en la radio, en que preguntaban: “¿Tienes pareja?” Él, “Sí” Yo le pregunto: “¿Tú tienes pareja, Jaime?” Contestación, todo convencido: “Sí, Jesús”

Jaime carga con dos baúles de Lego, y tres animales encima, de un extremo a otro de la casa. Más tarde, se enfada porque no quiere recogerlos. Le recuerdo que los puede llevar igual que los trajo, que ya es mayor para hacer estas cosas y entenderlo. Me enfado porque se niega, y se echa a llorar, y me contesta con retintín “Oye, que tampoco soy tan mayor, ¿sabes?”

Jaime, en vez de “tiene razón”, dice “tiene verdad”. Así se confirma que cuando creemos estar en posesión de la razón, también creemos estar en posesión de la verdad.
 
Jesús: “Ya estoy harto, Jaime siempre está detrás mí, parece que tenga un chicle pegado”

Jesús: "Ya sé cuál es el problema de Jerry. Que no puede aguantar a Tom, pero sin Tom, no hay diversión" Yo le contesto que creo que eso le ocurre a él con otro que yo conozco... y me da la razón.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Un junco flexible


 Morning+flight

Un gran regalo que me han hecho:

Santander, 11 de julio de 2012

Sé que es difícil ponerme en tu lugar, y que quizá no lo habré conseguido, pero al menos lo he intentado.
Con muchísimo cariño, Blanca:
 
A menudo quiero dormir,
descansar olvidando el cansancio;
detener el reloj para tomar aliento
mientras los demás corren rápido.

A veces me enfado,
porque ya ni el sueño
me repara la fatiga.
Y  detener la fuerza centrífuga de los niños,
o intentar disfrutar de mi trabajo
(como hace no tanto),
es labor más que imposible
para mi cuerpo agotado.

¡Y rujo a veces!  Como un león…herido;
Y echo fuego como los dragones de los cuentos…
(que en el fondo tampoco son  malos).
Me queman los juicios, los análisis y las citas
que me muelen  a diario,
y  que además, parecen  sin resultado…

Y me enfado.

Pero  también muy menudo,
después de cerrar un momento los ojos,
cuento (bastantes números, es cierto),
y  sonrío a mis hijos.
 
Y las más de las veces,
después de dormir tan absurdamente mal,
me esfuerzo por levantarme,
y por dejarme aliviar por el impulso y la luz
de mi familia y mis amigos.

Y no es fácil, invocar con fe al sol de mayo
desde un amanecer de diciembre.

No es sencillo encontrar ánimos.

Pero sé que soy un junco capaz de resistir  al viento;
Y que debo armarme
de paciencia, de valor,
de voluntad, de entusiasmo…

Pronto amainará la galerna,
 y  veré que este junco
 salió ganando.

  (tu  amiga Gloria)

Gracias de corazón, Gloria