Hace poco, con motivo del Día Internacional del Síndrome de Down, envié a mis conocidos un vídeo que me pareció precioso.
Alguien me sorprendió con la siguiente respuesta:
Hay veces que un aborto es necesario por la salud de la
madre. Y ninguna madre tiene el corazón tan duro como para no sufrir con ello.
Anuncios como este son crueles para gente que ha tenido que tomar una decisión
que no se la deseo a nadie.
Aparte de algo engañosos. La calidad de vida media de un
Down no se corresponde con lo que sale en el anuncio. Hay muchos grados de
discapacidad, y niños que sólo nacen para sufrir, algo muy injusto que no sale
en los anuncios antiabortistas. No todo es tan "normal".
Al ver este vídeo yo no había pensado en el aborto, ni se
me había ocurrido que fuese antiabortista. No lo envié con esa intención.
Cuando lo vi, me emocioné mucho porque tuve muy presente un caso cercano a nosotros. Tener un hijo
así es un drama, sí, y un sacrificio, pero también una superación para todos.
Además, al ver el vídeo, pensé que yo antes tenía reparos
para tratar a chicos con discapacidad, porque no sabía cómo hacerlo, porque
tenía el prejuicio social de que hay que sentir lástima de ellos, pero he
aprendido que no es así, y que necesitan y dan cariño como todo el mundo, que
no hay que tratarlos de forma muy diferente a otras personas (sin olvidar que
son diferentes).
Hace poco el padre de un niño con otro tipo de discapacidad me dijo algo que me hizo reflexionar. Fue
hablando de un chico Asperger que no se relaciona
con nadie en su centro educativo; al principio de curso, una compañera lo intentó, pero él no le hizo
caso. El padre citado me comentó que no hay que cansarse de acercarnos a ellos aunque
no nos hagan caso, que, seguramente, si esa chica siguiese insistiendo, a la larga, entablaría una
relación con él, pero que rendimos enseguida (¿habéis visto el corto de Cuerdas?).
Creemos que están solos porque quieren; por lo tanto, no nos acercamos a ellos; por lo tanto, siguen estando solos.
La integración es fundamental para que todos estos niños
puedan tener referencias positivas de niños sin discapacidad que les ayuden a
superarse a sí mismos.
Cada uno ve la realidad desde su punto de vista, como el cuento de los tres ciegos que tocaban al elefante y no se ponían
de acuerdo en qué era lo que habían tocado. La realidad nunca es lo que
pensamos, es el compendio de distintos ángulos. Siempre me resulta curioso comprobar las distintas formas
que tenemos las personas de contemplar una misma realidad. Yo no lo había visto
desde el punto de vista de mi amigo, y me abrió un nuevo ángulo.
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