lunes, 12 de agosto de 2024

El contenedor de paz




El viento se desliza sobre la piel, se cuela entre los dedos y las piernas.

De vez en cuando, escalofríos placenteros recorren la espalda.

El mar acaricia los oídos en el idioma universal que viene y va.


La mente indómita hace su trabajo. 

Se escapa una y otra vez, pero, de vez en cuando,

encuentra paz en este espacio de rocas.


Las rocas se elevan sobre el mar y sobre el horizonte.

Ofrecen la seguridad de que la mente y el mundo

son un contenedor gigante de espacio donde todo cabe.

Caben los saltos de una idea a otra,

caben las obligaciones, las tareas pendientes,

la ansiedad, la culpa y el miedo;

cabe la incomodidad de la piedra bajo el cuerpo,

y también cabe la paz, la confianza de que el contenedor es amplio,

de que allá, en su fondo, hay paz.


Hay paz más allá de la mente.