domingo, 26 de junio de 2022

La clave: volver a levantarse

"Lo más importante no es no haberse caído nunca, sino levantarse después de cada caída."

Suena a tópico, pero es así. No hay un secreto de la felicidad. No hay una fórmula que se aprenda y que garantice el bienestar permanente. Por supuesto, hay muchas enseñanzas valiosas, pero lo más importante es encontrar las que sirven a cada persona, y tenerlas presentes cuando vengan "mal dadas". Lo más importante es volver a intentarlo aunque se haya caído de nuevo en los errores que se querían evitar. Si se cae: se acepta, te das permiso para el error, te perdonas, lo dejas ir y lo intentas de nuevo. Las veces que haga falta.

Ocurre a menudo que se lee un libro, una frase, se hace un curso, se escucha una charla que abre los ojos, que señala el camino con claridad, pero, luego, se vuelve a la rutina, baja el entusiasmo y se olvida.

O se empieza a practicar y, al primer momento flojo, se cree que no funciona, por lo que se regresa a las antiguas costumbres, a los antiguos surcos del cerebro sin haber dado tiempo a crear los nuevos. Entonces, se extrae la conclusión de que esos cambios no son para ti, que no funcionan contigo, se tira la toalla y se desconfía de cualquier enseñanza porque "no sirvió de nada" en el pasado.

Los cambios de hábitos, o su nueva adquisición, requieren tiempo y esfuerzo. Si se quiere mejorar la autoestima, se tiene que cuidar cada día, un día tras otro, poniendo mucha atención a las caídas y a los momentos de baja forma. Transitarlos, darles espacio, y, al mismo tiempo, recordar que un día o un momento bajos son pasajeros, y confiar en que habrá nuevas oportunidades de volver a intentarlo.

Si se quieren combatir los pensamientos dañinos, hay que trabajarlos: identificarlos, buscar estrategias para ponerlos a raya, cambiarlos por otros que sean constructivos. Requiere consciencia y cierta disciplina.

El problema no está en el método, ni en la persona. No hay fallo: hay oportunidades. Vuelve a intentarlo cada vez que surjan.

Esto en cuanto al trabajo personal se refiere, aquel que depende única y exclusivamente de uno mismo. Pero, en situaciones de convivencia que implican a terceras personas, igual de importante es saber cuándo decir basta. Se han dado muchas oportunidades que no dependen de una o de uno mismo, y no han funcionado. Entonces, la clave quizás no sea volver a intentarlo, sino dejar de intentarlo con esa persona, cambiar de estrategia porque está claro que esa no ha funcionado. Que se intentó muchas veces y es hora de probar algo diferente que aún no se hizo.

Tampoco es fácil. Hay que tener los límites muy claros y darte prioridad.