sábado, 5 de octubre de 2013

Cambiar la silla por un balón de pilates


Hace poco, por recomendación de mi instructora de pilates, he cambiado la silla por un balón de pilates. Lo recomiendo. Aunque en un principio pueda parecer incómodo, yo ahora lo echo de menos si no lo tengo.
He aquí algunas RAZONES que he encontrado en la red:
Si no tenemos tiempo para ir al gimnasio, salir a correr o practicar otro deporte, cambiar tu silla por una pelota de pilates en una muy buena idea, ya que obligas a tu cuerpo a mantener el equilibrio. Sólo con sentarte sobre un balón de pilates obtendrás los siguientes beneficios:
  • Fortalecerás los músculos de la espalda, por lo que la columna se mantendrá alineada, evitando los típicos dolores que provocan las posturas incorrectas.
  • Es mejor para la espalda porque sirve de amortiguación y las vértebras no soportan tanta presión.
  • Fortalecerás los músculos abdominales, ya que al intentar mantener el equilibrio los tendrás que utilizar. Piensa que si cambias tu silla en tu trabajo y tu jornada laboral es aproximadamente de 8 a 9 horas, estarás todas esas horas utilizando tus músculos.
  • Si estás todo el día sentado/a sobre un balón de pilates trabajando o estudiando o mirando televisión, tu cuerpo necesitará hacer movimientos para equilibrarse, por lo que el proceso de circulación sanguínea mejora considerablemente, así evitaras las tan indeseadas várices.
  • Es económico, ya que el gasto lo hace una sola vez. Estas pelotas las venden en tiendas de artículos deportivos en torno a los veinte euros.
CONSEJOS
  • Compra el balón recomendado para tu edad y estatura. Las piernas tienen que formar un ángulo recto cuando te sientas (aproximadamente) En las cajas de los balones viene la altura correspondiente. No sé si hay alguna tienda que venda balones "talla niño". Si no, hay que esperar a que mida 1'50, más o menos.
  • Hay que inflarlo teniendo en cuenta que se deshincha con el uso. Conviene reponer el aire de vez en cuando, pero con cuidado de que no exceda el perímetro porque puede explotar.
  • Siéntate más bien hacia la parte delantera del balón, no en el centro, y con las piernas ligeramente separadas entre sí, pero no abiertas a una distancia que te permita oponer resistencia al balón. Es normal que al principio te cueste, y que tengas agujetas en el culo y en las piernas. Como en las fotos. Pincha sobre ellas si quieres más información:

  • Para ayudarte a mantenerte recto, tira del ombligo hacia la espalda, así estarás ejercitando los músculos abdominales.
  • Intenta respetar la forma natural de las lumbares, sin forzar la curva.
  • Acércate a la mesa, que tu cuerpo toque la mesa, para evitar doblar la espalda hacia fuera.
  • Es bueno dar botes sobre el balón con el culo, de vez en cuando.
  • Cambia de postura cada cierto tiempo, y haz estiramientos con los brazos.
  • Utiliza el balón para estirar tu espalda. En la red, encontrarás muchos ejercicios. El más gratificante es estirar hacia atrás. Pero, ten cuidado, apoya bien los dos pies en el suelo, y no los levantes; cuanto más los abras, mayor será la base de apoyo; apoya el coxis sobre el balón de manera que el culo quede hacia fuera; agárrate la cabeza con las manos, y ve posando poco a poco la espalda hasta que descanses también la cabeza. Cuando te sientas seguro, puedes también estirar los brazos hacia atrás por encima de la cabeza. Si llegas al suelo, y puedes apoyar las manos, enhorabuena. Mueve el balón por la espalda hacia delante y hacia atrás para masajearla, sin mover los pies, para no caerte.
TAMBIÉN PARA NIÑOS

En alguna escuela de Chicago, han cambiado las sillas por balones para los niños de diez años:
 Las pelotas de ejercicio reemplazan a las sillas en las salas de clases
Estados Unidos – Estos poco comunes asientos intensifican la atención de los alumnos y mejoran la postura, aseguran los especialistas. En las aulas que las han adoptado, los resultados académicos mejoran.
Los alumnos de 4° básico de la profesora Donna Yehl se mecen detrás de sus escritorios y mueven la cabeza hacia arriba y hacia abajo como si estuvieran en la cubierta de un barco.
Pero no están inquietos. Los 24 niños de este curso de una escuela de Chicago leen, escriben y hacen todas sus tareas sentados en pelotas de ejercicios, las mismas que se usan en clases de pilates, yoga y gimnasia.


Hace pocos meses, Donna Yehl buscó en internet alguna forma de ayudar a sus alumnos inquietos a permanecer tranquilos. Se encontró por casualidad con una historia sobre pelotas de ejercicio que mejoraban la concentración. Así es que reemplazó las sillas de su clase por pelotas de 52,5 cm de diámetro, en los colores que los niños escogieron. “Ahora están más concentrados”, asegura. “Se sientan derechos”.
Las pelotas y las sillas de pelota (con ruedas, patas y respaldo) están irrumpiendo inesperadamente en las salas de clases.
Lisa Witt, cuya empresa WittFitt vende sillas de pelota para las aulas escolares, dice que ha habido un fuerte aumento de clientes: de una escuela en 2004 a más de 300 en todo el país y el extranjero.
“Al principio algunos dicen ‘¿estás loca?’”, cuenta Witt, ex profesora básica. Pero además de beneficios mentales y físicos, asegura, “es muy entretenido”.
Los niños están de acuerdo
Emily Ziemba, de 10 años, alumna de la clase de Yehl, se ríe y asiente cuando se le pregunta si le gusta sentarse en una pelota de ejercicios. “Es decir, a veces me gustaría inclinarme hacia atrás”, dice. “Pero otras veces, es mejor que una silla”.


Los profesores señalan que los niños en este tipo de asiento dejan de desplomarse sobre su escritorio. Y hacen el ejercicio suficiente como para mejorar la concentración.
En efecto, la actividad mental subconsciente es la ciencia detrás del éxito de las pelotas, indican expertos. Los minúsculos movimientos que hacen los niños para permanecer equilibrados estimulan su cerebro y los ayudan a concentrarse, explica John Ratey, profesor de la U. de Harvard y autor de “Driven to distraction” y “Spark: The revolutionary new science of exercise and the brain”.
Los niños con desórdenes atencionales tienen “una corteza cerebral soñolienta”, explica, y el ejercicio combate ese alejamiento mental.