Como veo que empiezo a tener visitas, me apresuro a dejar una nueva entrada. Esta vez en palabras de José Antonio Marina, que clama desde hace tiempo que "Para educar a un niño hace falta la tribu entera". En este elogio, analiza por qué la lectura es tan importante, no ya para el individuo, y el placer personal, sino para la sociedad y la democracia.
ELOGIO DE LA LECTURA. JOSÉ ANTONIO MARINA
Me sería muy fácil hacer un apasionado elogio de la lectura. Contar y cantar sus maravillas. Caí bajo su hechizo cuando era adolescente y aún continúo gozosamente sometido a su influjo. Pero no voy a hacer una alocución para los convencidos. No voy a animar a la lectura a los que ya son lectores. No me dirijo a alumnos, ni a padres, ni a docentes, sino a los ciudadanos españoles. Hoy me gustaría convocarles a una gran movilización en favor de la lectura. Y hacerlo seriamente, dramáticamente incluso, porque leer no es un lujo ni una satisfacción privada. Es, ante todo, una necesidad social de la que va a depender la calidad de nuestra vida y de nuestra convivencia. Ya sé que vivimos en tiempos de nuevas tecnologías, que ponen al mundo entero al alcance de un click. Pero esas maravillosas posibilidades resultan inútiles sino sabemos aprovecharlas. Un burro conectado a Internet sigue siendo un burro y, por ello, lo que necesitamos es que delante de las pantallas de los ordenadores es que haya gente ilustrada, culta, lectora, capaz de internarse animosamente por los espléndidos caminos del lenguaje, da lo mismo que sea a través de líneas electrónicas o de las líneas de un libro.
La lectura nos permite acceder a la cultura, que no es otra cosa que la experiencia de la humanidad, sin la cual caeríamos en un primitivismo zafio. Pero, además, es la gran herramienta para mejorar nuestra relación con el lenguaje. Y este asunto es de gran envergadura, porque nuestra inteligencia es lingüística. Pensamos con palabras, nos entendemos con palabras, hacemos proyectos con palabras. No solo hablamos con los demás sino que continuamente hablamos con nosotros mismos, nos explicamos nuestra vida, comentamos lo que nos pasa, gestionamos nuestra memoria haciéndonos preguntas. Mantenemos un permanente diálogo con nosotros mismos, hostil o amistoso, y sería bueno que no fuera destructivo ni deprimente, sino que nos diera fuerza y claridad. Todavía hay más: también nuestra convivencia es lingüística. Vivimos entre palabras, nos entendemos o malentendemos gracias a ellas. Necesitamos saber expresar nuestros sentimientos, defender nuestros puntos de vista, comprender a los demás. Cuando el lenguaje falla, la violencia aparece. Y no hay mejor medio que la lectura para adquirir esos mecanismos lingüísticos que son imprescindibles para una vida verdaderamente humana.
Por último, la calidad de la democracia también depende de la lectura. Lo primero que hacen los dictadores es censurarla, prohibirla o, al menos, disuadir de ella, porque saben muy bien que la lectura es el gran enemigo de la tiranía. Cuando no se sabe comprender un argumento, o se siente la pereza de buscar información, o se vive pegado al televisor, se acaba sometido a la sugestión del grito, la consigna, el clip publicitario, el convencimiento fácil, el insulto. Y todo esto es la antesala de la sumisión.
Por eso, mi llamada a los ciudadanos españoles, mi invitación para que colaboren en esta movilización, no quiere limitarse a recordar que leer es un placer, que estimulará la fantasía, que les permitirá hacer navegable su alma, sino que aspira a hacerles reflexionar sobre la transcendencia social de la lectura. Necesitamos una democracia de lectores, necesitamos mayorías ilustradas, necesitamos recuperar la sabiduría de vivir, el sentido de la historia, la comprensión de nosotros mismos y de nuestros sentimientos, cosas que solo los libros nos proporcionan. Las imágenes son emocionantes, conmovedoras, pero mudas. Sólo las palabras, el discurso, permiten captar su sentido, serenar la pasión mediante la idea, encontrar un acuerdo que no sea una rendición, iluminar el mundo y su memoria.
La lectura es la vanguardia de la libertad.
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