Dura un total de cincuenta minutos repartidos en cinco partes. Es el resultado del seguimiento que hizo un equipo de televisión a Toshiro Kanamori durante varios meses. Este hombre, merecedor de tanto protagonismo, no es un premio Nobel, ni un gran empresario, científico, artista o catedrático, sino un maestro humilde, sencillo y sensible. Lo que le hace extraordinario es la capacidad para aplicar la inteligencia emocional en sus clases. Enseña a sus alumnos a hablar de sus emociones, a controlarlas, y a reconocer las de los compañeros. Para él lo más importante es la empatía:
Yo lo he visto siete veces, y todavía me emociono con algunas de las escenas. Me gusta todo: las canciones, la música, las fotos de los niños, el saludo del profesor Kanamori a cada uno, cómo funcionan en el aula; cómo abraza a los niños cuando lloran, o cuando ríen, la excursión al río, el patinaje sobre barro, la nieve, los silencios, las discusiones, la caligrafía japonesa, pero sobre todo, el compañerismo del grupo, entre ellos, y con el profesor.
Hay diez puntos de la película que me gusta destacar:
- "Sólo tenemos una vida, hay que vivirla con alegría."
- "La clave para ser feliz es aprender a pensar en los demás verdaderamente."
- "Es difícil guardarse una cosa escondida. Por fin, puede hablar de su padre con una sonrisa en los labios."
- <<La empatía es lo importante: “Deja a la gente que viva en tu corazón” Cabe tanta gente como tú quieras. Ellos explican sus cosas y los demás comparten sus sentimientos. Cuando la gente te escucha de verdad, vive para siempre en tu corazón.>>
- "Su receta para la felicidad es que cada niño tiene que reafirmar sus puntos fuertes y los de sus amigos, y que sus amigos tienen que hacer lo mismo con él."
- "¿Por qué tratáis a vuestro amigo con tanto menosprecio?"
- "Yo no sufría, y por eso no veía que estaba mal hecho."
- "¿Si sabía lo doloroso que es sentirse marginada, por qué no impidió que pasase lo que pasó?"
- ¿Qué argumentos convencen al profesor (que no hay relación entre los hechos y el castigo; que lo necesitan en el grupo; que ellos han tenido la culpa por no pararlo)? ¿Cómo cambia de actitud el profesor? ¿Cómo intervienen los compañeros (sin gritar, sin ofender, ordenadamente…)? ¿Qué hace el profesor mientras escucha a los niños (cierra los ojos, respira)?
- "Si una persona no es feliz, no lo será nadie."
Más tarde, leí en el libro de José Antonio Marina, La recuperación de la autoridad, que en Japón, uno de los países con menos violencia del mundo, según escribe Vicente Garrido, "cuando una familia encuentra a un niño sin conciencia, su esfuerzo para que vea que está en su mejor interés respetar las obligaciones que tiene como miembro de una comunidad se ve reforzado por toda la sociedad: todos esperan que él no ofenda a los demás actuando como un bribón y un forajido. Esto es bien diferente de lo que ocurre en Europa y Estados Unidos, donde generalmente la sociedad se esfuerza en destacar que, para ser alguien, debe demostrar que es más astuto y poderoso que los demás".
Estas son las partes que faltan:
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