La relación de pareja, según don José Antonio Marina

 

Resulta que a "los de provincias" también nos visita José Antonio Marina. Ayer tuve el enorme placer de escucharlo en una conferencia en el Ateneo de Santander, y de poder saludarlo en persona.

Me gustaría haber tomado apuntes para transmitir mejor todo lo que nos contó, pero no me arrepiento, porque algo así se merece disfrutarlo con toda su plenitud. Confieso, que, al final, usé una caja de cartón de pañuelos de papel, para copiar dos o tres ideas que no quería que se me olvidasen.

El tema era la pareja, y el motivo, presentar el último libro que ha escrito, además del proyecto de Escuela de Parejas de la Universidad de Padres.

Voy a intentar ir por orden porque fueron muchas las ideas brillantes que expuso este hombre que ha dedicado su vida a estudiar la inteligencia. Lo siento si no soy todo lo fiel que me gustaría a sus palabras, porque hablo de memoria:

En el periodo de enamoramiento, todas las parejas mienten. Son mentirijillas para agradar la otra persona (interesarte por el fútbol, por la música, por el baile... porque le gusta al otro). Lo importante es que no sean grandes mentiras. La etapa posterior sirve para recolocar estas mentiras y para sostener la relación, que es lo más importante.

Por eso, él da a sus alumnos siempre dos consejos: a las chicas, que sean conscientes de que la locuacidad de los hombres durante el enamoramiento es efímera; a los chicos, que la capacidad de escucha de las mujeres nunca volverá a ser igual que durante el cortejo (ya no te gusta que te hable de fútbol...)

Además, las expectativas del hombre y de la mujer tras el matrimonio no siempre son iguales. El hombre, a veces, sufre el "síndrome del opositor"; tras tanto esfuerzo para conseguir su objetivo, se relaja.

Cuando hay una crisis de pareja, lo importante es que los dos miembros todavía encuentren actividades que diviertan a ambos, para poder tener un punto de partida que aprovechar. Evidentemente, a grandes problemas, no sirve una solución sencilla, sino que habrá que trabajarla.

Los problemas de la pareja tienen siempre su origen en la comunicación: bien porque no hay, bien porque no es buena, bien porque lo que uno entiende no tiene por qué ser lo mismo que el otro le ha dicho.

Las mujeres, generalmente, exponen sus problemas, no para que les ofrezcan una solución o un consejo, sino porque es la manera que tienen de reconstruirlo, contárselo a otra persona. Esto el hombre no lo entiende, por lo que se siente rechazado cuando la mujer no admite sus consejos, ya que ella sólo quería ser escuchada. El hombre rehúye las discusiones porque, físicamente, le cuesta más reponerse de ellas. Por lo visto, la mujer reabsorbe el cortisol antes.

Explicó que la felicidad consiste en la armonía de tres aspectos: diversión, vinculación afectiva y progreso.

La felicidad de la pareja funciona igual. Es importante que estés cómodo en tu pareja, que te diviertas, que lo pases bien. La vinculación afectiva es algo propio del hombre moderno que ha unido la relación sexual al amor. La causa se remonta a la relación entre la madre y el niño; el hombre sigue buscando la ternura de esta primera manifestación de afecto. El progreso es la necesidad de la persona de que los demás reconozcan sus logros, como el niño de dos años que llama a sus padres : "mira lo que hago". El adulto también siente el deseo de que se vea su progreso. El hombre suele encontrar este reconocimiento fuera del hogar.

Durante el coloquio, surgieron también aspectos interesantes. Por ejemplo, Marina no es partidario de separar a las niñas de los niños en la enseñanza. Explicó que hay dos orígenes en esta medida (incluida en el borrador de la LOMCE). Una procede de las corrientes feministas del Norte de Europa que piensan que el desarrollo de las niñas se ve frenado al tener que seguir el ritmo más lento de los niños. La otra de los colegios del Opus Dei o muy católicos. Si bien, la enseñanza mixta tiene muchas ventajas, y algunos inconvenientes, por lo que él desaconseja la separación si es sólo por razones morales ya que se ha comprobado que no funciona, e incluso que es peor. Lo ideal, en su opinión, sería una enseñanza mixta, que separase en ocasiones por sexos. Se ha comprobado que el rendimiento de las chicas durante la Secundaria incrementa positivamente, sin embargo, comparando su autoestima, antes y después, ésta ha disminuido. Se piensa que la razón es la temprana sexualización a la que la sociedad somete a las niñas hoy en día.

Ante la pregunta de qué importancia creía que tenía el sexo en la pareja contestó que había que diferenciar el sexo, que es algo biológico, que es algo muy simple, de la sexualidad, que es una convención social. Comentó que la idea que asocia el sexo con algo pecaminoso procede ni más ni menos que de Platón, y de ahí ha trascendido a la moral religiosa. Por esta razón, el sexo se revistió durante siglos de un velo de misterio, llegando a identificarlo con algo nauseabundo o peligroso, idea que su genereración ha tenido que superar, y desde la que las actuales han pasado al extremo contrario. Sin embargo, advirtió que los adolescentes no son tan activos como nos quiere vender la televisión. Que saben cosas, pero todavía arrastran muchos falsos y peligrosos mitos.

Por último, un consejo muy importante: recordar y atesorar momentos felices de la pareja, porque uno tiende a teñir los recuerdos según el momento emocional que atraviese: tristeza, enfado, frustración...

Al final del coloquio, compartió su sueño de haber sido bailarín o coreógrafo porque le gusta cómo el bailarín logra "transfigurar el esfuerzo con gracia", es decir, hacer algo sin que se note el esfuerzo que hay detrás. Eso es precisamente lo que logra él con su palabra: transmitirnos algo profundo de una manera clara, sencilla, con enorme lucidez, y sin que se note el esfuerzo.