miércoles, 19 de julio de 2017

Patria II


La semana pasada hablaba de la importancia de esta novela desde el punto de vista de un episodio de la historia reciente de España, no sé si superado. Desgraciadamente, creo que este tipo de conflicto nunca pasará de moda. Aramburu nos ha dejado un magnífico testimonio de cómo la estupidez humana da lugar a tremendas consecuencias para la sociedad.

Una vez terminada, me queda la pena de haberla acabado (aunque saboreé sus últimas páginas con calma sabiendo que no había más) y la sensación de haber leído un gran libro. Un libro redondo, que lo tiene todo, que te da ganas de volver a empezarlo.

Lo que más me gusta de él es su humanidad. Ves hacerse, y deshacerse, a sus personajes a lo largo de la historia; a algunos, desde niños. Llegas incluso a comprenderlos a todos, a ser cómplice de sus secretos. Son personajes contenidos en sus emociones como "buenos vascos"; algunos las ahogan en alcohol, como Xabier y Joxian; otros en soledad, como Nerea y Bittori; otros, en literatura, como Gorka, y otros ahogan directamente los sentimientos antes de que surjan, como Miren y Joxe Mari.

Es realmente emotiva la escena en que Miren comunica a Joxe Mari que Gorka se ha casado. Un ejemplo genial de diálogo el de esta mujer, muy característico de su personaje, como los que mantiene con Ignacio en la iglesia. Aramburu construye a sus personajes con muchos detalles, sencillos, pero determinantes para dotarlos de identidad.

(Aviso que la imagen revela datos importantes de la trama y de sus personajes por si alguien no ha leído la novela)


Arantxa, nexo de unión entre "los dos bandos", es la única que no reprime sus emociones, a pesar de que, paradójicamente, no puede hablar. Por eso, probablemente, es ella quien puede ayudar a su hermano y a Bittori. ¿Por qué él autor ha castigado a este personaje con una enfermedad tan cruel? ¿Es quizás una metáfora de la sociedad vasca herida de muerte, que puede curar sus heridas, al igual que Arantxa puede rehabilitarse?

Con el lazo de su amistad, Miren y Bittori estrechan la historia por ambos extremos. Un lazo, completo al principio, que se va deshaciendo para volver a atarlo al final. Aunque el lazo está arrugado y cuesta recomponerlo, no deja de ser emocionante.

La historia se relata con un estilo peculiar de frases inacabadas, que chocan al principio, y de fuertes dialectismos. Hasta le he cogido cariño al condicional, con la rabia que me da.

Patria es una gran novela, pero sin alardes ni fuegos artificiales, lo cual la convierte aún en más grande por su aparente sencillez.

3 comentarios:

Bea Albo dijo...

Muy bien comentada la novela. Totalmente de acuerdo con tu análisis.

JSG dijo...

Muy bien escrito el comentario y muy bien descritas todas las sensaciones que el autor ha querido transmitir con su novela. Felicidades por tu prosa tan fluida, prometedora y sugerente.

Blanca dijo...

Gracias, Bea y papá ;)