viernes, 28 de octubre de 2011

Leer: obligar o no obligar, he ahí la cuestión (I)

J&J, con 6 y 4 años

El otro día le preguntaban a Rosa Jové en televisión (1:12) sobre cómo inculcar el hábito de la lectura en los niños, y ella contestaba que no le gustaba la palabra hábito porque implicaba acostumbrarlos a algo que no les gusta hacer, y que la lectura hay que inculcarla como placer, no como obligación.

6 meses
Hace poco, estaba en la puerta de una preciosa librería infantil, cuando pasó una niña de unos cuatro años con su madre, por delante del escaparate. Ante la insistencia de la pequeña para entrar, la madre la disuadió diciéndole que todavía no sabía leer, que cuando aprendiese en el colegio, volverían.

Quiero creer que fue la excusa que se le ocurrió sobre la marcha porque llegaban tarde a otro sitio, pero me dieron ganas de preguntarle a la madre si ella tampoco había aprendido a leer todavía; pensé con pena si es que aquella niña no tendría cuentos en casa, cosa que dudo. Esa madre desaprovechó una buena ocasión para afianzar el gusto por la lectura en su hija, y para no tener que imponérselo más adelante como hábito.

7 meses

No hace falta saber leer para disfrutar de los libros, y más, teniendo en cuenta el amplio abanico que existe hoy en día. Con una vez que les leas un cuento, si todavía no han aprendido, a ellos les sobra para disfrutar a solas de él, e incluso para "releerlo" a su manera.

La mejor manera de que un niño se acostumbre a leer es rodearlo de libros adecuados para cada etapa, y dejarlos a su alcance desde que es bebé.

Las bibliotecas públicas ofrecen una oportunidad única para disponer de un mayor número de libros, variados en cantidad y temas. Conviene acostumbrarlos cuanto antes; hay bibliotecas que incluso tienen espacios dedicados a los bebés y a los más pequeños; además, suelen organizar actividades y cuentacuentos de manera periódica.

9 meses
Por supuesto, será difícil que nuestros hijos cojan el gusto por la lectura si no predicamos con el ejemplo, ni nos ven a nosotros hacerlo habitualmente. Al igual que la pasión por un deporte o por un equipo, se transmite de padres a hijos gracias al entusiasmo de los primeros, lo mismo ocurre con la lectura. Unos padres apasionados por la lectura, se apasionarán también al elegir cuentos para sus hijos, y les sabrán transmitir ese placer.

A veces, los adultos le damos imporancia a la lectura, no por tratarse de una alternativa de ocio, o una pasión, sino por la utilidad didáctica que representa. Por supuesto, es una herramienta fundamental en el aprendizaje, pero no olvidemos seleccionar libros de calidad sin olvidar sus gustos:  que les diviertan, que los atraigan.

La lectura no sólo es algo útil, es una fuente de diversión, y la inicación al arte de la Literatura.

1 año y medio

1 comentario:

Rebe dijo...

Me gusta mucho la secuencia de fotos que pones.