Hablando de un niño que hace muchas tonterías, comentamos “Bueno, es que se madura poco a poco” Jesús, riendo sorprendido “¿Qué pasa? ¿Es que los niños estamos verdes?”
Jaime se despierta a las dos de la mañana con dolor de barriga, y se viene conmigo a nuestra cama. Parece que tiene muchos retorcijones, y dice con voz convencida, seria y lastimera: “Yo quiero dormir con mamá, pero es imposible”. La cosa acabó en el cuarto de baño, como era de esperar.
Jesús, hablando con su padre de por qué los corredores de Fórmula Uno cambian tanto de equipo. Su padre le dice que son como los futbolistas, que “no se casan con nadie”, y se van con el que más dinero les da. Entonces dice Jesús, muy convencido: “Ah, ya entiendo: que como tienen que jugar en muchos sitios, ya no pueden ver a sus mujeres, ¿no?”
Jesús, hablando con su padre de por qué los corredores de Fórmula Uno cambian tanto de equipo. Su padre le dice que son como los futbolistas, que “no se casan con nadie”, y se van con el que más dinero les da. Entonces dice Jesús, muy convencido: “Ah, ya entiendo: que como tienen que jugar en muchos sitios, ya no pueden ver a sus mujeres, ¿no?”
Jaime vino el otro día muy contento porque su profe les dijo que iban a ir al Museo Marítimo. Una noche me dice, preocupado: “No quiero ir al Museo Marítimo en autobús porque ¿y si se olvidan de desatarme el cinturón?” A veces, no entendemos por qué sufren los niños… Imaginaos qué angustia el pobre; pensará: “¿Y si me quedo aquí, atado al asiento y nadie se da cuenta?”
Jaime, antes de dormir: “Mamá, te quiero con corazones de amor” ¡Me lo como!
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