En la parte alta de Luarca (pueblo natal de Severo Ochoa) se encuentra Villar (donde veraneaba el premio Nobel), una zona residencial con numerosas casas de indianos que son una preciosidad.
De entre todas, nos llamó la atención un palacete abandonado, cuyo nombre es testigo del esplendor del que debió de disfrutar en su día: Villa Excelsior.
Se accede a él por una avenida que hace tiempo debió de ser señorial. Hoy alberga el misterio de lo que el camino, el jardín, los muros, las escalinatas, las ventanas y las paredes de la casa vivirían en su época gloriosa, y el encanto de la vegetación silvestre que la decora actualmente.
Buganvilla trepando al cielo |
Parte del palacete en ruinas |
Campanillas traspasadas por la luz |
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