sábado, 16 de julio de 2011

El cuento de la mamá que desapareció

Dedicado a todas las madres, abuelas, e incluso papás, que hayan tenido alguna vez esta sensación.

Se advierte que tanto los personajes como los hechos que aparecen en este cuento son ficticios.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.


Érase una vez una familia que tenía dos hijos: Jenaro y Jacinto, dos niños guapísimos y encantadores. Todos se querían mucho: papá y mamá se querían; Jenaro y Jacinto se querían; papá quería a Jenaro y a Jacinto; mamá quería a Jenaro y a Jacinto; Jenaro y Jacinto querían a papá y a mamá… pero, no se sabe por qué, los dos niños, llamaban a todas horas a… mamá.

Mamá es una de las palabras más dulces y hermosas del mundo, pero si se abusa de ella, se puede gastar.
Colorful+Cosmos
'La mamá de los pollitos'
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Desde que se despertaban: mamá. “Mamá, pis” “Mamá, mocos” “Mamá, galletas” “Mamá, la leche” “Mamá, ¿me lavas la cara?” “Mamá, ¿podemos comer chuches?” “Mamá, ¿podemos ver una película?” “Mamá, ¿qué es una ambulancia Pinzgauer?” “Mamá, ¿podemos pegar pegatinas?” “Mamá, Jacinto se ha subido encima de mi espalda” En el coche, “Mamá, ¿jugamos al veo-veo?” “Mamá, ¿qué es eso que se ve ahí?” “Mamá, tengo sed” “Mamá, ¿por qué ese coche ha pasado en rojo?” “Mamá, ¿por qué la luna nos sigue?” Y, por supuesto, la pregunta estrella: "Mamá, ¿cuándo llegamos?" Pero, no contentos con gastarle el nombre por el día, Jacinto, también tenía esta costumbre por la noche, e incluso, varias veces: a las doce, a las dos, a las cuatro, a las seis… “¡¡¡QUIERO MAMÁÁÁÁÁÁÁÁÁ!!!”

La situación llegó a tal punto, que la mamá ya no podía más, y cada vez que Jenaro o Jacinto pronunciaban su nombre, mamá empezó a hacerse más pequeña. En medio de una pelea entre los dos hermanos, la llamaron tanto, que mamá empezó a encoger, a encoger, y a encoger... Como ellos se dieron cuenta, se asustaron, y empezaron a gritar: “¡Mamá, mamá, mamá, mamá, mamá!”, de tal manera, que la pobre Belinda (que así se llamaba su mamá, porque realmente era muy, muy linda) se hizo más y más pequeña hasta que ¡despareció!, ¡plaf!

Golden+Gate
'Búscame, voy a desaparecer'
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Jenaro y Jacinto se quedaron paralizados en el sitio, no podían articular palabra, hasta que comprendieron lo que había pasado y los dos juntos gritaron un gran “¡MAMÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁ!”.

Entonces, Jenaro, que era el mayor, se sentó en el suelo con Jacinto y, muy triste, le dijo: “Jacinto, mamá ha desparecido porque le hemos gastado el nombre. Tenemos que encontrar una solución para que regrese, y no vuelva a desaparecer” Jacinto, que estaba a punto de echarse a llorar, contestó: “Yo quiero que vuelva mamíta, haré lo que sea” Jenaro, muy resuelto, le pidió a Jacinto que empezasen a decir soluciones. “Llamar a papá en vez de a mamá”, sugirió Jacinto, abriendo mucho los ojos porque había tenido una gran idea. Jenaro apuntó: “Muy buena idea, Jacinto, pero he pensado que tú y yo ya no somos bebés, sabemos hacer muchas cosas nosotros solos sin que nos tengan que ayudar ni mamá ni papá. Vamos a decir todo lo que sabemos hacer cada uno solo. Yo sé vestirme, hacer pis y caca, lavarme la cara y los dientes, leer, ayudar, coger las cosas que necesito de la cocina, dormir, coger el teléfono, poner el DVD, exprimir las naranjas…” Y Jacinto, emocionado, añadió “Y yo sé vestirme, lavarme los dientes, hacer pis, comer, ponerme los zapatos…” Y los dos, muy satisfechos, se miraron el uno al otro y exclamaron “¡Qué de cosas sabemos hacer!”

Pensaron que si su mamá estuviese allí con ellos, ya no volvería a desaparecer porque se pondría muy contenta de ver todas las cosas que podían hacer sin que ella tuviese que ayudarlos. Pero, claro, había desaparecido, ¿cómo podían conseguir que regresase? Cuando papá Federico (que era muy, muy guapo) volvió del trabajo, le contaron lo que había pasado. Los tres se acordaron de todos los cuentos de magos, brujas, y encantamientos que habían leído, cogieron una foto de mamá, se agarraron muy fuerte de las manos, cerraron los ojos, los apretaron mucho, y se inventaron un conjuro: “Abra, cadabra, mamá, mamaíta, vuelve con nosotros, y tu nombre no volveremos a gastar jamás” Abrieron un ojo, pero nada… Será que no lo habían dicho con la fuerza suficiente, así que gritaron más alto: “Abra, cadabra, mamá, mamaíta, vuelve con nosotros, y tu nombre no volveremos a gastar jamás” Abrieron el otro ojo, por si acaso con el primero no habían visto bien… pero nada.

¿Qué estaban haciendo mal? ¿Qué podían hacer? Pensaron y pensaron hasta que su papá les preguntó: “A ver, ¿qué es lo que les gusta mucho a las mamás?” Y Jenaro contestó: “Que obedezcamos, que ayudemos, que compartamos, que nos queramos” “Sí, eso está muy bien, dijo papá, pero, hay algo que les gusta por encima de todo, y que hace que se pongan muy contentas por muy enfadadas que estén” Jacinto, feliz por haber dado con la solución gritó “¡Los besos y los abrazos!” “¡Sííííííí!” gritaron los tres a coro.

Volvieron a cogerse las manos y a cerrar los ojos, y repitieron juntos: “Abra, cadabra, mamá, mamaíta, vuelve con nosotros, y tu nombre no volveremos a gastar jamás. Ayudaremos, compartiremos, obedeceremos y de besos y abrazos te llenaremos” Esta vez, estaban tan seguros que abrieron los dos ojos, pero… ¡tampoco funcionó!

Smouldering+Heart+of+the+Blues
'Smouldering Heart of the Blues'
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¿Qué había fallado? Jenaro y Jacinto miraron a su alrededor; cuando sus ojos se encontraron, sabían que estaban pensando lo mismo. Se levantaron a la vez y corrieron juntos hacia un jarrón lleno de flores frescas que había en una estantería. Papá, muy orgulloso de sus hijos, dijo “Claro, qué buena idea, a las mamás les encantan las flores” Colocaron el jarrón en el centro, juntaron sus manos de nuevo, cerraron los ojos y repitieron una vez más: “Abra, cadabra, mamá, mamaíta, vuelve con nosotros, y tu nombre no volveremos a gastar jamás. Ayudaremos, compartiremos, obedeceremos y de besos y abrazos te llenaremos”.

Cuando esta vez abrieron los ojos, entre las flores, había aparecido mamá, pero todavía era muy, muy pequeñita. Papá, la cogió delicadamente entre las manos, le dio un beso, y se la pasó a Jenaro, que le dio otro beso, y, luego, a Jacinto, que le dio otro beso. Así, se la fueron pasando unos a otros; con cada beso, mamá iba creciendo un poco más, y un poco más, y un poco más; mientras, le contaban todo lo que habían descubierto que sabían hacer. Papá Federico le prometió que él procuraría estar más atento, para acudir algunas de las veces que dijesen “Mamá”, aunque Belinda le reconoció que ya lo hacía a menudo.

Belinda iba creciendo más y más con todo el amor de su familia, hasta que, por fin, recuperó su tamaño original. Entonces, fue ella quien dándoles un fuerte abrazo a cada uno, los cubrió de besos a los tres, muy contenta por haber regresado. Y, todos juntos, se dieron un gran abrazo de familia, felices por haber recuperado a mamá.



P.D. Se cuenta que mientras la autora escribía esta historia, no se sabe qué pasó que, de repente, desaparecieron todas las letras del cuento en el ordenador, y casi le da un SÍNCOPE. ¿Será también cosa de encantamiento? ¿Será una señal? En tal caso... ¿de qué?

12 comentarios:

Mª José dijo...

Genial, Blanca! Probablemente lo último que esperes es que el cuento provoque la risa, pero me ha resultado inevitable: ¡es tan real!
Impresionante cómo has transformado una situación cotidiana en un cuento precioso y lleno -en todos los sentidos- de magia.

ps. Me encantan todos los personajes, pero los de Jenaro y Jacinto son impagables. La mirada que posa la autora sobre ellos es divertida, amorosa, creativa, estimulante, única... Qué suerte tienen!

Sandra dijo...

Jenaro, Jacinto Belinda, Federico, familia cuyas consonantes me son familiares.
Me ha encantado Blanca, ERES UNA ARTISTAAAAA !!!!

Blanca dijo...

Bueno, bueno, menudas críticas. Me han encantado. Muchas gracias a las dos.
Mª José, por supuesto que pretendía que fuese gracioso (antes de escribirlo, se lo había contado a los niños sobre la marcha; de hecho, ellos son casi coautores del cuento), y, por supuesto, que hay mucho amor hacia Jenaro y Jacinto ;-) ¡amor de madre! Me alegra que se note.
Por cierto, perdona, pero, como conozco a varias Mª Josés, no sé cuál de ellas eres.
Aunque creo que el comentario va a salir anónimo, soy Blanca.
Sandra, que no, que no… cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Gema dijo...

Que bueno Blanca, que creativo y tierno...me ha gustado mucho:o)

Un abrazo,
Gema

Anónimo dijo...

Que bonito!!! así me estoy sintiendo yo ahora pequeñita, pequeñita!!! necesito más espacio, será cuestión de tiempo,... o de calor,... pero mi niña cada momento me llama, "Mamá"!!!!!

Mercedes

José S.G. dijo...

Muy bien construido, me ha gustado mucho. ¿Lo han asimilado los protagonistas? Besos.

pilar regueira dijo...

Mágico, muy bonito!!
¡que guapetona! ¡sigue así!
besitos.
Pili.

Anónimo dijo...

Algunas veces me gustaría que ocurriera de verdad, muy especial este cuento.Pilar

Blanca dijo...

Gema, Mercedes, Pili, Pilar, papá... muchas gracias.

Anónimo dijo...

No sabría clasificarlo: humor, costumbrismo, novela negra, intriga, estrategia...pero ¡qué sencillamente engancha este cuento! Mañana tendremos estreno a la hora de dormir! Gracias por este regalito.
voy a leer más por aquí...
Soy Luisa.

Merche dijo...

En nuestra familia la mamá a veces tiene ganas de desaparecer pero al papá le ocurre muchas más veces.
Por favor explota tu talento para escribir y regálanos muchos más cuentos!

Merche

Blanca dijo...

Luisa, qué crítica tan buena. Gracias
Merche,ja, ja, ja... ¡qué bueno! Tienes toda la razón, incluso de que llegue el lunes... Pero es diferente, la mamá desaparece a medidda que la explotan, el papá desea desaparecer.
Escribo cuando me llega la inspiración, no me siento profesionalmente a ello, pero todo es ponerse... Algún día, algún día...