sábado, 13 de febrero de 2021

Mis lecturas de otoño/invierno (las que recuerdo): A corazón abierto, Los asquerosos, La buena suerte, La nena, Sí puedes.

A corazón abierto, de Elvira Lindo.


    Este y los tres siguientes, los he leído en eBiblio.

    Lo empecé en verano, y no lo acabé porque no me enganchaba. Su lectura me dejaba mal sabor de boca y el padre no me caía nada simpático. Lo cual quiere decir que la autora ha tenido que hacer un esfuerzo enorme para escribirlo; de ahí el título, no sólo por la operación de su madre.

    No es un biografía edulcorada ni siempre amable con quienes fueron sus padres. Pero hay mucho amor y respeto; simplemente, no ha disfrazado la realidad. Ha contado la verdad, su verdad (cada cual tiene su versión). Y ha tratado de darse respuestas a preguntas que la han formado como personaje de la novela  y de su propia vida, a ella y a su familia. Hace unas semanas lo retomé y lo terminé.

Los asquerosos, de Santiago Lorenzo.

    Con este libro, como con el anterior y con muchos otros, que no acaban de llenarme, he ejercido los Derechos del lector de Pennac. Me habían hablado muy bien de él, y, lo siento, pero no me ha gustado. Reconozco su mérito como experimento antropológico y narrativo, su originalidad, las curiosidades que experimenta Manuel... Sin embargo, seré muy simple, a mí un libro me tiene que conmover de alguna manera, o conseguir que me encariñe con sus personajes, que me atrapen. Desde luego, a través de las líneas de esta novela y de sus dos personajes sólo llegan emociones muy contenidas.

    El derecho que he ejercido esta vez es el de, a mitad de libro, o un poco más allá, saltar directamente al final para ver qué ocurría finalmente con el dichoso sobrino prófugo de la justicia.

La buena suerte, de Rosa Montero.

    

    Cuando escuché la entrevista a la autora por esta novela en De Pe a Pa, no me atrajo demasiado la historia. Pero, luego, vi que Patrica Ramírez, que ha empezado un club de lectura, estaba enganchada y me animé. Al acabar el libro, volví a a escuchar la entrevista anterior y cobró otro sentido para mí.

    La curiosidad de la escritora al ver desde el tren un cartel cutre de "Se vende" en una casa fea, en el pueblo más feo que se pueda imaginar, da pie a toda una novela con un entramado de historias y de personajes.

    He aquí uno de los misterios de la escritura y de la inspiración. Otro es cómo un personaje (Raluca, la vecina del protagonista) al que la autora quería secundario en un principio, se acaba comiendo la novela como si tuviera vida propia. Aunque al principio me rechinan un poco sus monólogos, va cogiendo fuerza y personalidad a lo largo de las páginas y termina por conquistar el corazón del lector.

    Algo que me admira de Rosa Montero es su capacidad para investigar los temas y los asuntos más variopintos, y dotar a sus novelas de verosimilitud, y, a sus personajes, de rasgos singulares. Como la obsesión del protagonista por saber cómo se sobrevive en situaciones de peligro extremo, por ejemplo, al caer en aguas movedizas, o el relato de crímenes atroces para reflexionar sobre el bien y el mal.

    Tenemos un protagonista, Pablo, atractivo, inteligente, interesante, misterioso, con un pasado difícil de digerir. Es un personaje cerrado que se va quitando capas poco a poco hasta quedarse totalmente al desnudo. Me entra la duda de que alguien que ha reprimido tanto sus emociones y sus relaciones pueda llegar a cambiar aunque sea de la mano de un ángel como Raluca.

    Por último, está  Felipe, un secundario cuyo papel se vuelve imprescindible en la historia. Ahora que lo pienso, me recuerda un poco al archivero Yiannis de la trilogía de Bruna Husky: por la edad, por su vulnerabilidad y por suplir en parte a los padres que les faltan a los protagonistas.

   Además de una novela de intriga, es, como todas las de Rosa Montero, una novela de emociones, de reflexiones sobre la sociedad, sobre el ser humano y sobre las relaciones humanas, y sobre la familia. Y, como el título indica, sobre la buena suerte: qué decide cada persona qué es buena suerte, y cómo construye su vida con las cartas que le han tocado.


La nena, de Carmen Mola.


    Por lo visto, estamos ante la inspectora y la trilogía de moda, pero yo no me había enterado. Tuve que entrar en el blog de A libro por mes, en busca de materia prima que llevarme a los ojos, para saber de su existencia. Ana ya había leído los dos anteriores en abril. Lo cual no se si es mérito o masoquismo.

    Un buen libro policiaco siempre es "fácil" de leer porque te atrapa y no te deja soltarlo. Si bien con la trilogía del Baztán, pensé que se habían colmado todos los horrores que la imaginación puede alcanzar en territorio español, al leer los crímenes de La nena, no puedo evitar preguntarme cómo se le ocurren a nadie semejantes barbaridades, y tiene el estómago de describirlas con pelos y señales.

    Me cuenta una amiga que oyeron en audiolibro creo que La novia gitana durante un viaje, y que una sobrina suya todavía recuerda pasajes de aquella audición con horror. No me extraña.

    Resulta que me entero por Voy a ver qué leo que la autora no es tal, sino que se trata del seudónimo de un conocido escritor. Pues me enfadé, y mucho. ¿Por qué para escribir novelas en que se tortura a mujeres y a niños tiene que llamarse Carmen y no Carlos? Ya sé que es una estrategia para vender más. Pero no me gusta. Conmigo que no cuente más.

Sí puedes, de Ramiro Calle

    "Una sabiduría práctica" lleva por subtítulo esta recopilación de los artículos del maestro de yoga en el periódico La Vanguardia. Con ellos, responde a los problemas que le planteaban distintos lectores. Regalo de mi amiga Pilar en 2013.

   
    Lo he recuperado de la estantería con el propósito de leer cada vez un artículo a modo de píldora saludable. El crecimiento personal es un trabajo diario con el que se van adquiriendo recursos, logros y hábitos que no podemos dar por consolidados, que tenemos que seguir practicando como si del cepillado de dientes se tratara. No por lavarte los dientes una vez de forma perfecta, tu dentadura está sana y limpia para siempre.

    La meditación, el ego, la confianza, el vivir el momento presente, conocer nuestras emociones... son constantes en los consejos del autor.

    Querer es poder. Este artículo sobre el cambio es especialmente bueno: "No se enciende la lámpara con sólo pronunciar la palabra luz. Es necesario darle al interruptor." 









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