jueves, 2 de junio de 2011

Criar con amor


He encontrado hace poco estas citas que copié un día del libro Bésame mucho, de Carlos González. Nunca está de más recordar sus palabras:
 
"Malcriar" significa "criar mal"; es decir, con poco cariño, pocos brazos, poco respeto, pocos mimos. Es imposible malcriar a un niño por hacerle mucho caso, cogerlo mucho en brazos, consolarle mucho cuando llora o jugar mucho con él. (pág. 76, según mi edición)
Es cierto que a veces no sabemos lo que le pasa a un niño, que lo hemos probado todo y no conseguimos consolarle y que en tales casos lo mejor que nos queda es sostenerle en brazos y darle nuestro cariño y nuestra compañía. (193) 
¿Debemos entonces dar a nuestros hijos todo lo que pidan? Por supuesto que no. Pero no porque eso les malcriaría, sino simplemente porque es imposible. No existen los niños sin límites ... [...] ¿Por qué suponemos que precisamente los niños necesitan límites para ser felices? A los adultos, nos suele ocurrir lo contrario: los límites nos hacen desgraciados. [...] La capacidad para adaptar los límites a las situaciones SE LLAMA FLEXIBILIDAD Y ES UNA VIRTUD que también conviene enseñar (con el ejemplo) a nuestros hijos. (198-200)
Si nuestro hijo nos pide algo que no perjudica su salud, que no destruye el medio ambiente, que sí que le podemos pagar, que sí que tenemos tiempo para darle..., no se lo prohibamos solamente para marcar límites o para que se acostumbre a obedecer.
Si le hemos negado algo y vemos que su reacción es desproporcionada, ¿no será que habíamos valorado mal las circunstancias, que lo que acabamos de negar es mucho más importante para él de lo que pensábamos?
Si, por último, a pesar de todo, decidimos no ceder; si hay que ir al cole, hay que acabar los deberes, hay que apagar la tele ahora mismo, ¿seremos capaces de usar nuestra autoridad sin prepotencia, de no añadir gritos y afrentas a nuestras órdenes, de tolerar la frustración de nuestro hijo y aceptar que obedezca refunfuñando y no con una sonrisa en los labios como los niños buenos de las películas? (201-202)
Sobre una madre que "cedió" a que su hijo hiciese algo que ella consideraba inadecuado (209): Si está usted plenamente seguro de que algo es gravemente perjudicial para su hijo, no puede ceder ante una rabieta ni ante mil. Si piensa que puede ceder, ceda pronto (y con elegancia) y evitará discusiones.
Sobre un niño que trepa por la barandilla del balcón o abre la llave del gas(224): ha fallado la seguridad de los padres. Por supuesto, no sería adecuado en un caso así limitarse a sonreír y decirle: "¡Ay, pillín, no vuelvas a abrir la llave del gas!" Pero la respuesta lógica y espontánea de cualquier padre: ponerse muy serio, gritarle que eso no se hace, que la cocina es "pupa" y sacarlo inmediatamente de la cocina cerrando la puerta son más que suficientes para que rompa a llorar cualquier niño que no esté acostumbrado a las bofetadas. Si el niño tiene la edad y madurez suficiente (digamos unos cuatro años), bastará eso para que no vuelva a tocar el gas en su vida. Si el niño tiene año y medio, más vale mantener la vigilancia porque probablemente es incapaz de entender, con o sin bofetada, qué peligro puede haber en la llave del gas.
¿Lloran los niños sin motivo?¿Alguna vez, amigo lector, ha llorado usted sin motivo? El niño llora por hambre o por frío, por dolor o por cansancio, por frustración o por rabia, pero en cualquier caso llora por algo. (225)
Los niños criados con cariño y respeto son cariñosos y respetuosos. No todo el rato, por supuesto, pero sí la mayor parte del tiempo. Para conseguir que los niños se vuelvan agresivos, tenemos que empujarles de alguna manera, apartarles del camino normal. Los niños educados a gritos, gritan. Los niños educados a golpes, pegan.

No hay comentarios: