'I'll Give You All I Can...' http://www.flickr.com/ |
Nadie me miró como tú aquella primera vez, ¿lo recuerdas?, fue en la librería de la esquina no demasiado tarde… aquel día tenías tiempo para mí, no existían agobios ni pesares, yo lo fui todo… era el principio; ahora la presión del paso del tiempo me agobia, tal vez te canses y me dejes arrinconado en tu salón, como sé que has ido haciendo con otras historias anteriores. Es por esto que he decidido reunir fuerzas para decirte en este papel lo que pienso en silencio.
Oigo cómo te mueves por la casa siempre corrigiendo y con papeles de un lado para otro. Durante la tarde pasas a mi lado ignorándome como si yo fuera un objeto decorativo, sin embargo, cuando llega la noche me miras con ojos distintos…… mmm… cómo me gusta que la luz del cielo desaparezca. La noche es nuestro momento, está claro.
'Noche de luna llena' http://www.flickr.com/ |
Por eso, y porque te necesito para existir, quiero decirte que tú eres, aquí y ahora, todo para mí.
Firmado (baja un poco más...):
Tu libro preferido.
(Texto de autor desconocido por mí)
¡Feliz día del libro! con retraso.
Creo que me lo mandó mi amiga Maribel. Ella lo había preparado como responsable de la biblioteca de su centro, para gastar una broma al profesorado en el Día de los enamorados.
Yo lo leí en voz alta en mis clases, diciendo que alguien había dejado en mi casillero esa carta anónimamente, pidiéndome que la leyese en voz alta, porque la persona a la que iba destinada, seguro que lo entendería.
Fue muy divertido, aunque más de uno se debió de llevar un pequeño chasco...
4 comentarios:
¡Qué bonita declaración de amor! He recordado una que leí hace muchos, muchos años, en el libro “Anillos de oro” de Ana Diosdado.
Enrique, marido amantísimo de Lola, cien por cien correspondido, tiene una aventura con una compañera de trabajo, sin buscarla pero sin evitarla, aunque no deja ninguna huella en él, ni positiva ni negativa. A continuación copio una parte de este capítulo:
(El dormitorio de Enrique y Lola está a oscuras. Lola duerme o está adormilada. Enrique, en cambio, permanece completamente desvelado y con los ojos muy abiertos).
Enrique: Lola…
Lola: ¿Qué?
E: ¿Qué soy yo para ti?
(Lola se vuelve, muy extrañada, y un poco divertida).
L: ¿Qué?
E: Me has oído perfectamente.
L: ¿Me lo estás preguntando en serio?
E: Sí.
L: ¿Qué eres tú para mí?... Bueno, pues… tú para mí lo eres todo.
E: No hagas frases ¿quieres? ¿No te digo que te lo estoy preguntando en serio?
(Lola, que hasta el momento se tomaba la conversación un poco a broma, se incorpora para contestar en serio, un poco picada incluso).
L: Si no te importa, no era ninguna frase… O sí, pero en cualquier caso es verdad. Ya sé que en la vida hay muchas cosas, pero a mí la que más me importa eres tú, así que… Bueno, pues eso… ¿Por qué?
E: Porque quiero contarte algo… Lo que no sé es si te va a gustar oírlo.
L: ¿Algo sobre qué?
E: Sobre por qué no he ido hoy a casa de Ramón… Sobre dónde estaba, y con quién… y por qué.
L: Ya…
(Ahí, ya Lola lo entiende, le pregunta a Enrique si ha sido importante para él, él contesta que no, Lola se levanta a tomar algo para que se le pase el patatús, diciendo que ya está muy mayor para esas cosas…)
E: ¿Me perdonas, Lola?
L: ¿Por qué has dicho eso?
E: Algo tengo que decir.
L: Si necesitas que alguien te perdone, vete a confesar.
E: No soy creyente.
L: Ni yo el obispo de Madrid-Alcalá.
E: Entonces, ¿qué te puedo decir?
L: Esta noche, nada. En cualquier otro momento, sí me gustaría que me dijeras que no necesitas a nadie nuevo, ni desconocido, ni sorprendente que te haga sentir importante, porque…
E: … ¿Por qué?
L: Porque es muy difícil que nadie te encuentre tan importante como te encuentro yo.
Lo recuerdo como la declaración de amor duradero más bonita que he leído.
Gracias por tu primer comentario, Pilar ;-)
Como teoría, queda muy bonito, pero no sé si yo sería capaz de pasar a la práctica...
Lo que me gusta del comentario de Lola es el sentido de considerar a la persona querida como la más importante, sin darle más vueltas. Sin querer juzgar a nadie, para nada, ¿vale la pena jugárselo todo a cambio de quizás nada?
Lo dicho: muy bonito en la teoría... no lo sé, y espero no tener que comprobarlo.
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