viernes, 29 de abril de 2011

Ser testigo de una agresión

En el foro del Campus virtual de la Universidad de Padres, se habló de qué hacer cuando alguien es testigo de malos tratos a un menor.

Una compañera, que vive en Alemania, presenció una situación desagradable en el metro, y se enfrentó con los padres, que amenazaron con agredirla a ella también.

A raíz de su caso, se investigó por su parte, y por la de otras compañeras cómo actuar en estos casos.

Una amiga policía alemana le dijo que hizo bien en intervenir, pero que fue muy arriesgado. Hay un protocolo. Esta gente maltratadora es impredecible, por lo que se corre el riesgo de que ataquen al que se enfrenta a ellos, o a sus acompañantes, o seguirlos y sacarles un cuchillo; incluso, si se sienten impunes, realizar la agresión en el mismo lugar, y salir corriendo. Nunca hay que darles la espalda.

Lo que hay que hacer es:

Si es en un lugar cerrado, como el metro, por ejemplo:

Llamar a la policía.

Buscar ayuda. Dirigirse a personas concretas del vagón y buscar su ayuda: "Usted, venga conmigo, por favor. Ayúdeme a detener esto." Si miras directamente a los ojos a la gente y les dices: "Ayúdeme", todo el mundo te ayuda.

Entre tres o cuatro, amonestar a los agresores, y detener la agresión.

Esperar a que venga la policía, para que nos proteja a nosotros de los agresores.
Si es un lugar abierto:

Llamar a la policía, e ir siguiendo al agresor y a la víctima, hasta que los policías lleguen, y tomen las medidas oportunas.

Dicen que, incluso, si la policía no llega a tiempo, conviene denunciarlo en una comisaría, dando el mayor número de datos posible.
La semana pasada, me dirigía a la consulta del médico cuando, por el paseo paralelo a la calle del centro de salud, se oían acercarse los gritos de un chico. Iba con una chica que apenas abría la boca, encogida sobre sí misma; él no hacía más que gritarle, insultarla, amenazarla, levantar la mano en alto... Estaba fuera de sí. Estuve con el teléfono en la mano a punto de llamar a la policía, pero eso suponía alejarme del centro de salud, y pensé que tardarían en venir, con lo que tal vez les diese tiempo de entrar en una propiedad privada; que aunque llamase, si ella no ratificaba la denuncia, no serviría de nada, y, por supuesto, que el individuo daba miedo, y no me apetecía que se quedase con mi cara en la misma zona en que vivo. Me quedé mirándolo justo en el momento que decía "Me cago en todas las mujeres", y me devolvió una mirada totalmente desafiante.

Me acuerdo de esa chica muchas veces. Me arrepiento de haberme dejado vencer por la comodidad o la cobardía, y no haber intervenido.

Esta es una presentación con unas tarjetas elaboradas por Pedro Molino, del grupo editorial Liberman, y tutor de la Universidad de Padres, para prevenir la llamada violencia de género:

1 comentario:

Rebe dijo...

pufff, es una situación dificil desde luego. La verdad que el instinto tiende a protegernos y lo que la razón nos dice que lo correcto es actuar, nuestro instinto de supervivencia nos impide hacerlo.
Hace pocos días comentaban en un capitulo de House una situación parecida y por qué la gente que estaba cerca no actuaba. Se decia que no estamos preparados para estas situaciones y entonces ¿un bombero o un policia? resulta que estan preparados y entrenados para afrontarlas.
Jajaja, para que luego digan que con la tele no se aprende ;DDD